25 de junio de 2013

Disfruta de Bilbao en tan solo un día


Y ponte calzado cómodo.


Esta semana he estado de visita fugaz en Bilbao. Sí, suena irónico, todo el curso en Bilbao y cuando por fin me vengo a Oviedo a pasar unos días antes de volver al último examen, me da por irme de visita dos días. Tengo que admitirlo, me he acostumbrado a él y me encanta estar allí.
Pero lo cierto es que fui porque tenía que hacer otro examen, y mi amiga Gloria tenía ganas de visitarlo, ya que había ido una vez cuatro años atrás, pero fue una visita de pasada, de medio día de duración, más o menos. Así que nos fuimos las dos en un bus con ganas de conocer Bilbao al máximo (ella, yo de enseñarlo). Tuvimos poco tiempo, llegamos el lunes por la noche (sin tiempo ya para hacer nada), pasamos el martes entero de turisteo, el miércoles por la tarde (por la mañana tuve el examen, que nos quitó toda la mañana), y el jueves por la mañana ya estábamos de vuelta.
Así que no nos quedó otra opción que darnos una pequeña paliza a andar y ver cuanto más, mejor.
Y os quiero contar lo que hicimos el martes por si algún día vais a Bilbao y solo tenéis un día, para que podáis aprovechar el tiempo al máximo y podáis conocer varias cosas.
Esta entrada va a ser totalmente como si de un diario se tratase, aviso desde ya, pero quiero expresarlo así. ¿Listos? ;)

  Nos despertamos a las 10 de la mañana y salimos de casa, entre pitos y flautas, a las 11 y media, más o menos. Nos alojábamos en el barrio de Deusto, así que lo primero que hicimos fue cruzar el Puente Euskalduna (podéis verlo en esta entrada) y visitar el Euskalduna (Palacio de Congresos) sin entrar dentro. Allí nos encontramos con el peculiar elefante Clemente (os hablé de él en esta entrada), que le daba un poco de color al día gris que nos acompañaba.

Dejando a mano derecha el Sagrado Corazón y el parque de Doña Casilda, comenzamos a caminar por el Paseo de Uribitarte, dejando Deusto y el Campo Volantín al otro lado de la ría.
Pasito a paso fuimos pasando por el puente de Deusto, el centro comercial Zubiarte, el Bilbao Aretoa de la UPV/EHU y la biblioteca de la Universidad de Deusto, con la Universidad a la izquierda.
Llegamos a la Campa de los Ingleses y vimos el Guggenheim. Lo vimos por fuera, por la parte de abajo, es decir, el laguito, las obras de arte que hay fuera del museo y la araña. (A mí, el Guggeheim, el día que lo visité por dentro, me decepcionó bastante, así que, a no ser que justo vayais cuando hay una exposición interesante, os recomiendo que si vais con poco tiempo, lo dejéis en un segundo plano; eso sí, si tenéis tiempo, no lo dudéis.)



Despues de ver el Guggen y la araña, seguimos por el paseo. Lo siguiente que vimos fueron las famosas torres Isozaki y el puente Zubizuri (de Calatrava). He de decir que Gloria alucinó con la cantidad de puentes que hay a lo largo del paseo, y no me extraña, porque cruzan la ría nada más y nada menos que 12, aunque nosotras vimos 8 (el Euskalduna, el de Deusto, el Pedro Arrupe, el de La Salve, el Zubizuri, el del Ayuntamiento y el del Arenal).
Lo siguiente que nos encontramos, bastante más adelante, fue el Ayuntamiento de Bilbao. Al llegar a esta altura se notaba más revuelo, más ambiente. Gloria dijo que esa zona le gustaba más, supongo que porque veía al fin el movimiento de Bilbao (habíamos ido muy tranquilas por el paseo, sin tráfico y casi sin gente). En vez de cruzar el puente e ir ya a la zona del Arenal, seguimos de frente. Dejamos la iglesia de San Nicolás a la izquierda y subimos al puente del Arenal. Lo cruzamos y vimos el teatro Arriaga. 


Teatro Arriaga y puente del Arenal

Nos adentramos en el Casco Viejo, paseando sin más, viendo la Catedral de Santiago, las siete calles (partiendo de ellas surgió la ciudad de Bilbao), la calle Somera (calle de poteo), la famosa Plaza Unamuno, la calle Iturribide, zona de fiesta de muchos bilbaínos, sobretodo chavales, y por último, la Plaza Nueva. (Pronto os hablaré de una peculiaridad de esta plaza).


 Como no teníamos muy claro dónde comer porque no queríamos gastar mucho dinero (la opción de los pintxos se nos salía del presupuesto), decidí llevarla a un bar que hay en la plaza Indautxu que me gusta mucho. Así que desde la Plaza Nueva, volvimos a la zona del Arenal, y subimos hasta Abandoibarra, viendo la antigua estación de tren y la de Abando, y aprovechando para señalarle el café La Granja (del que os hablé en esta entrada). Enfilamos la Gran Vía tranquilamente, vimos la Diputación y llegamos hasta la plaza Moyúa (o Plaza Elíptica). Es una de las plazas más grandes de Bilbao y es uno de los puntos estratégicos y de referencia. Está en plena Gran Vía (al pasarla continúa la calle hasta el Sagrado Corazón), y se encuentra rodeada de edificios como el Palacio Chavarini, el palacio del Gobierno Civil y el edificio del Hotel Carlton, hotel emblemático de Bilbao. Además, la plaza está cada día más bonita, es peatonal, con bancos, zonas verdes y una fuente en el centro. Desde ella se ve la Torre de Iberdrola. Tras cruzarla en línea recta, lo que hicimos fue girar a la izquierda y seguir por la calle Ercilla, que lleva directamente a la plaza Indautxu. En ésta calle se encuentra el hotel Ercilla, otro de los típicos de la ciudad (lo podéis ver, por ejemplo, en la película El Pagafantas). Llegamos a la plaza Indautxu y fuimos al bar a comer. Tocaba descansar un ratito.

Plaza Moyúa

Al acabar, puesto que estábamos muy cerca, fuimos a visitar la Alhóndiga, una antigua bodega de vino que, tras sufrir un incendio en 1919 fue restaurada e inaugurada como centro cívico en 2010. En su interior se junta el deporte, el cine, la cultura, la gastronomía, el arte y el ocio. Recomendada al cien por cien.


Sobre las cuatro y media de la tarde, cogimos el metro en la plaza Moyúa y fuimos hasta el Puerto Deportivo de Getxo, bajándonos en la parada de Neguri. Nos recorrimos todo el paseo que lleva del puerto a Las Arenas, viendo las edificaciones clásicas, los barquitos atracados, los pescadores y un bonito parque que hay en Las Arenas y desde el que se ve perfectamente el Abra de la ría del Nervión. En Las Arenas está el Puente de Vizcaya o Puente Colgante (declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO) , que comunica Las Arenas y Portugalete. Nosotras lo que hicimos, ya que Gloria quería hacerlo todo, todito, todo, fue comprar el pase para subir a la parte de arriba del puente (cuesta 7€), lo recorrimos hasta llegar al lado de Portugalete, dimos la vuelta, volvimos a bajar, y pasamos a Portu en la barquita móvil que conecta las dos partes. Éste viaje cuesta 0'35 €, así que si no os interesa mucho ver la ría y el Abra desde arriba, podéis cruzar simplemente por abajo. Si compráis el pase de 7€, no tenéis que comprar otro para cruzar por abajo, va incluído.

Vista de Portu desde el Puente Colgante

Puente Colgante

Pasamos a Portugalete y, siguiendo por la orilla de la ría, llegamos a la Plaza Solar, en la que se encuentra el Ayuntamiento de Portugalete. Es una plaza que tiene mucho encanto, muy bien cuidada. Subiendo por la calle Santa María, una calle romana preciosa, llegamos a la Basílica de Santa María. No miento cuando digo que a pesar de ser pequeña, nos dejó muy gratamente impresionadas. Por fuera era muy bonita, nada ostentosa y limpia, y por dentro, sencilla pero especial. Nos asomamos a un mirador que hay frente a la basílica y luego fuimos a visitar la Torre Salazar. Es una torre-museo, en la que se encuentran expuestas las obras de uno o dos escultores y artistas. También hay un restaurante. Tras volver a dar una vuelta por las calles cercanas, paramos en un bar que nos encantó en plena Plaza Solar. Nos tomamos una cañita y descansamos mientras esuchábamos buena música.

Plaza Solar

Calle Santa María

Basílica de Santa María
 

 Un rato más tarde, cogimos rumbo a Santurce y, pasando el polideportivo, vimos el puerto deportivo y el puerto pesquero. Visitamos también la plaza del Ayuntamiento. Un amigo de allí nos aconsejó visitar el Museo del Mar, pero como eran casi las nueve, no creímos que fuera a estar abierto. Nos recorrimos la Calle del Dólar, llena de tiendas, bares, y clubes (sobretodo al final de la calle) y llegamos al paseo de la Sardinera. Como nuestros pies y nuestros cuerpos estaban medio muertos por lo recorrido a lo largo del día, decidimos no comenzarlo ya que, supusimos, sería un paseo bonito, pero normal, así que dando media vuelta, fuimos en busca de la parada de metro.
Hicimos una parada en Portu de nuevo para cenar con un amigo, y de vuelta a casa.

Cogimos la cama y a dormir, que al día siguiente había examen.

Como veis, pasamos un día entero sin parar, haciéndolo casi todo andando. Tuvimos la suerte de que solo nos llovió a la mañana poco después de salir de casa y no volvió a hacerlo hasta que nos paramos en Portu a cenar. Como os he recomendado nada más empezar la entrada, para visitar Bilbao de esta manera o similar, es necesario llevar calzado cómodo, puesto que en seguida se cansan los pies. Y si se cansan con playeros, imagináos con sandalias o tacones.

La verdad que a mí me parece una ruta bastante completa; cierto es que no profundizamos en lo que vimos, no entramos en museos ni nos fijamos detalladamente en los monumentos, pero a mí lo que me gusta es callejear, así que tampoco necesito más. Debo decir que el miércoles por la tarde también hicimos alguna cosilla interesante, pero ya os lo contaré con más calma.

Contadme, ¿qué os parece este tour para ver Bilbao?
¿Qué añadiríais?
¿Descartaríais algo?

Mañana más :)

1 comentario:

Gracias por dejar tu huella en este rincón :)